Debilidades y Vicios

Caracas, café, Masseratti y política

Venezuela, Saramago y la mierda

Supongo que desde El Coronel no Tiene quién le escriba usar la palabra «mierda» no debería estar penalizada por intelectuales y académicos. Aunque debo confesar que poco me importa, no suelo usar groserías en mis textos, pero aquí no cabe otra palabra.

Recuerdo cuando hace años decidí leer a Saramago y comencé con ‘Ensayossobre la ceguera’. En aquel momento no lo entendí, no en su totalidad. Sin embargo, con el paso de los años esa ceguera se hacía cada vez más real en nuestro país, bueno en Él país porque el ‘nuestro’ suena más bien a una mea culpa para no sentir que tiramos la toalla hace tiempo.

Saramago decía: «…es lo que decimos cuando no queremos mostrar nuestra debilidad, decimos, Bien, aunque nos estemos muriendo, a esto le llama el vulgo hacer de tripas corazón, fenómeno de conversión visceral que sólo en la especie humana ha sido observado.» y ahora lo entiendo. «Nosotros» los venezolanos preferimos siempre el ‘afuera’, la ropa, el teléfono, el petroleo, las armas antes de asumir: estamos en la mierda como país.

Solemos sentirnos orgullosos porque «maldonado está en la F1», por ejemplo, pero somos incapaces de sernos sinceros y decir: no pana, es una mierda. Y quien se atreva a decirlo será tildado de «apatrida», y «antinacional». Ja! Ese pseudonacionalismo sobreestimulado que no sabemos manejar y que juramos «me la estoy comiendo, en el mundo nadie ve que estoy en la mierda porque por fuera estoy BUENOTA».

Y esto lo empato con otra cosa que dijo también Saramago en el ensayo «Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos.» Hoy en el metro me sentí mal, tengo días con problemas estomacales y puede que sea gracias al agua contaminada, el punto es que me sentí mal, vomité y ni un solo ser «humano» se acercó a preguntarme «¿Estás bien?» no, era mucho más sencillo hacerse el loco, total, ese no es mi problema. Hace años eso no hubiese pasado. Nosotros olvidamos eso que somos para convertirnos en eso que queremos ser para que otros no noten que estamos en la mierda. Y el drama no es porque no me hayan ayudado, el drama es porque también nos hacemos los locos con los hospitales, la violencia, y demás porque «eso no me está pasando a mi». Somos ese galpon que describe Saramago en el que meten a todos los cieos para que «no contaminen a otros». Pobres de nosotros. Estamos ciegos y no lo sabemos.

«No hay en el mundo nada que, en sentido absoluto, nos pertenezca» .
Eso no lo hemos entendido. Absurdamente creemos que todos nos pertenece, pero al mismo tiempo lo despreciamos. Ese «deseo de poder» que tiene algunos, que creen que son dueños de la verdad, que pelean por cargos, son tan despreciables como el motorizado que cree que la calle le pertenece, como el señor que te empuja en el metro para sentarse, el Chavista que dice «esta es mi casa (refiriendose al país) y si no me da la gana de hacer nada, no lo hago, que trabajen los extranjeros» o el opositor que se llena de negocios con el gobierno y además reparte ministerios, de esoa que aun no tiene. Somos un país despreciable, pero otra vez, es preferible contestar ‘bien’ a decir ‘estamos mal’.

Esto que sigue no necesita explicación: «La muerte anda por las calles, pero en los corrales la vida no se ha acabado». Y no solo hablo de la muerte física, sino de esa muerte espiritual que tenemos todos. No tiene nada que ver con la «misa», tiene que ver con el alma de cada uno de nosotros. El otro ya no existe y por ende no importa. Lo realmente importante soy yo y mi «mundo de poder para joder». Que mierda.

Yo, como Saramago, me pregunto:

«Cuántos ciegos serán precisos para hacer una ceguera», ¿Cuántos muertos (exiliados) serán precisos para entender que estamos en guerra?

Y por último les digo «[…] cómo vamos a vivir este presente, sin futuro».

Y sí voy a votar, y sí seguiré llamando al voto. Pero por el único motivo de negarme a vivir en una ceguera autoimpuesta. Porque la capacidad de indignación puede que sea una virtud y una desgracia, y pues deberé apreder a vivir con ella.

Yo les digo, dejemos de decir: «estamos bien» y comencemos a reconocer que estamos EN LA MIERDA, y probablemente ese día comencemos a salir de la ceguera y a cambiar lo que antes no veíamos.

Como dice @ChavezOfficial: todos tenemos un poquito se Chávez adentro. Y completo yo: y eso es lo que tanto nos molesta.

Navegación en la entrada única

Deja un comentario